La sobreexposición a las pantallas interfiere en la calidad del sueño de todas las personas. Pero en el caso de los niños, niñas y adolescentes con autismo, esta interferencia se acentúa por diferentes factores. Entre ellos se encuentra el hecho de que el 80% de los niños/as con autismo no tienen un sueño de calidad y cantidad esperable para su edad, con dificultades en la conciliación y despertares nocturnos frecuentes.
En el caso de los niños/as pequeños con autismo, los problemas del sueño se han asociado al incremento de conductas repetitivas y restrictivas diurnas; pero a la vez, la rigidez y esta misma tendencia a las conductas repetitivas y la mayor sensibilidad sensorial afectan al sueño, y esto se retroalimenta creando un bucle difícil de romper.
Desde el proyecto iCASE del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, estamos llevando un estudio que intenta arrojar mayor conocimiento sobre éste gran necesidad clínica en la atención del TEA.