El modelo que plantea el paradigma de la neurodiversidad plantea que los rasgos autistas son variaciones naturales de la diversidad neurológica e incluso, para algunos, beneficiosos para la mente humana. Desde este modelo se cuestionan algunos de los tratamientos más estandarizados en la medida en que descuidan las necesidades intrínsecas y el bienestar de las personas autistas.
Como consecuencia se podrían agravar la presencia habitual de dificultades co-ocurrentes, entre ellas, más frecuentemente trastornos del estado de ánimo, pero también otros condiciones y trastornos. Se impone, por tanto, la necesidad de replantear el tratamiento y la intervención desde la óptica de promover el menor impacto posible en la salud mental de las personas autistas